El amor romántico eminentemente produce dopamina, un neurotransmisor que lleva al bienestar cerebral y a los centros de placer, y se caracteriza por el deseo y la atención enfocada para una sola persona a la vez. La imaginación y la psique juegan como motores de ello.

El éxtasis del enamoramiento es algo tan brutal que podríamos pasarnos toda nuestra vida simplemente repitiendo una y otra vez ese instante. No obstante, la mayoría de personas superan esa fase inicial y, a pesar de los inconvenientes, prefieren continuar con la relación que habían iniciado.

Hola mi nombre es Anastasia, una belleza exótica que combina mis rasgos asiáticos y latinos. Poseo unos labios dulces, muy carnosos. Me considero una mujer cariñosa, educada, espontánea y que sabe portarse en cualquier situación.

Mis responsabilidades en el trabajo aumentaron mi sentido de autoridad y la interacción intelectual con otros adultos fue adictiva. Además de esto, ¡había hombres! Hombres guapos, inteligentes, interesantes y estaban coqueteando conmigo.

Reducir la presión y la tensión en el sexo (singularmente el hábito de obligar al cuerpo a lograr un clímax) fortalece el sistema inmunológico y mejora la salud general, un efecto que se hace más evidente con el tiempo.

Si quieres vivir una experiencia imborrable, esta es tu ocasión. Si lo quieres también puedo acompañarte en viajes de negocios o placer, cenas y veladas.

Como ya señalamos, a lo largo de la tercera edad las variables corporales que respaldan la contestación sexual se preservan íntegras. El adulto mayor saludable está en capacidad física sobrada para sostener una frecuente, vigorosa y activa vida sexual.

Los jóvenes tienen manifestaciones de su sexualidad en poemas, en canciones y dedicaciones que se hacen chicos a chicas y viceversa. También manifestaciones entre chicas mismas y entre chicos mismos unos con otros sin que medie homosexualidad alguna.

Es esencial mostrarle a los pequeños el mensaje de ver como si se puede comprar lo que deseen mas que con esmero se lo ganen, las cosas no tan fáciles. De este modo van a experimentar nuevas ideas y formas de pensar para poder ver como el si se puede.

Egoístas no hay muchos, ególatras y megalómanos sí. Nuestra cultura de la competencia y del sueño del caníbal triunfante los cultiva y resguarda. Al humanismo ególatra, en cambio, se le pone el nombre de egoísmo y luego se lo define en el diccionario.